Los pavimentos de garajes, almacenes, canchas deportivas o naves industriales están expuestos a una mayor suciedad y desgaste abrasivo que los suelos domésticos. Sin una pintura adecuada, sufrirían un deterioro acelerado e irreversible. Para aumentar su protección y vida útil o agilizar la limpieza diaria, el uso de pinturas especializadas es un acierto. Una primera razón para comprar pintura para suelos es la mejora de la resistencia en superficies de cemento, hormigón, etcétera.
La aplicación de pinturas epóxicas o de poliuretano eleva el nivel de protección de cualquier suelo sometido a una intensa fricción por el tránsito de personas o de maquinaria. También soporta los impactos o la salpicadura de sustancias corrosivas. En entornos de alta humedad, esta pintura confiere propiedades impermeables y antideslizantes que redundan positivamente en la seguridad del personal.
Facilitar las tareas de limpieza y desinfección es otro de los objetivos de la pintura de suelos. En garajes, almacenes y otros espacios de trabajo se producen manchas persistentes que serían difíciles de higienizar en pavimentos sin tratar, por la natural porosidad del cemento y otros materiales.
Además de ‘blindar’ el suelo contra la abrasión química y mecánica, este tipo de pinturas transforman la apariencia y le otorgan un mayor carácter y personalidad. Bruguer, Decolor y otras marcas comercializan pinturas para pavimento con un amplio abanico de colores y acabados. De este modo, los talleres, comercios y otros espacios profesionales pueden subrayar su identidad, al tiempo que preservan sus instalaciones.
Contrariamente a opiniones sin fundamento, los resultados de esta clase de pintura duran más de una década con el mantenimiento y los cuidados oportunos, sin olvidar alguna reparación puntual. Por tanto, es una inversión a largo plazo cuyos beneficios se disfrutan en el día a día y que, en cierto modo, está amortizada por la durabilidad extra que proporciona al suelo.